martes, 30 de enero de 2024

Ciclo de charlas por Zoom sobre Mujeres Artistas en Latinoamérica, siglo XX

Se han seleccionado 8 mujeres artistas, algunas muy poco conocidas y olvidadas por la Historia del Arte, para acercarnos a la producción artística en Latinoamérica a través de varios lenguajes: pintura, escultura, fotografía, arquitectura, grabado. 
Comienzo del ciclo: sábado 3 de febrero de 2024 y va los 4 sábados de febrero de 10 a 12 hrs. 
Si no se puede participar en la emisión en vivo, les comentamos que se envía grabación de las charlas junto con materiales para ampliar y sugerencias de sitios web complementarios. 
Costo y formas de ampliar información constan en el programa que se adjunta más abajo!

jueves, 26 de octubre de 2023

Ciclo de Charlas sobre La Imagen de la Mujer en el Arte: del Renacimiento a la Ilustración

 


Informes: arteenlahistoria2021@gmail.com o por Whatsapp al 095 322261


El Arte en la Historia 

LA IMAGEN DE LA MUJER EN EL ARTE II

DEL RENACIMIENTO A LA ILUSTRACIÓN (Siglos XVI a XVIII)

Ciclo de charlas por Zoom a cargo de la Prof. Mónica Salandrú

SESIÓN 1 – 4 de noviembre de 2023

La búsqueda de la belleza y el desnudo femenino: idealización y erotismo. Renacimiento y Manierismo, Barroco y Pintura galante y erótica del siglo XVIII.

SESIÓN 2 – 11 de noviembre de 2023

La mujer temida. La Eva pecadora, las seductoras, las brujas. La fealdad y la vejez como recurso para la condena moral.

SESIÓN 3 – 18 de noviembre de 2023

Mujeres representadas por mujeres. El lugar del autorretrato. Los casos de Sofonisba Anguissola, Lavinia Fontana, Artemisia Gentileschi, Clara Peeters y Judith Leyster.

SESIÓN 4 – 25 de noviembre de 2023

Universos femeninos en la pintura holandesa del siglo XVII y francesa del XVIII. Los ejemplos de Johannes Vermeer y Elisabeth Louise Vigée Le Brun entre otros.

 

Charlas por plataforma Zoom, sábados 4, 11, 18 y 25 de noviembre de 2023 de 10 a 12 hrs.

Para el caso de no poder participar de la charla en vivo, se envía la grabación de las conferencias

Costo: ciclo completo: $ 2300

            Por charla: $ 700

Forma de pago: transferencia bancaria, depósito en Abitab, Mercado Pago

Se incluyen materiales y constancia


Formulario de inscripción: https://forms.gle/Dk3NwVtLYX9zweKh8



viernes, 13 de octubre de 2023

Parque Batlle y Ordoñez: valioso ejemplo montevideano de jardín público del Novecientos

Prof. Mónica Salandrú 
En una entrada anterior del blog (https://estudi-arte.blogspot.com/2023/04/el-parque-rodo-un-espacio-urbano.html) hacíamos referencia al uso del espacio público, durante el denominado “primer batllismo”, a los efectos de configurar un imaginario social donde el Estado jugaba un rol clave en el afianzamiento de procesos de integración de la población. Los parques públicos persiguieron embellecer la ciudad, generar áreas abiertas y verdes afines con las ideas higienistas de la época, y ofrecer espacios de esparcimiento y socialización que actuaran como elementos integradores y democratizadores de la sociedad uruguaya. Señalábamos allí: “El parque pasó a constituir el “jardín de los pobres”: trabajadores urbanos, constituidos mayoritariamente por inmigrantes, hacinados en viviendas ya sea colectivas o unipersonales modestas, pasaron a disfrutar en su tiempo libre de espacios arbolados, con fuentes, estatuas y senderos que sólo estaban presentes hasta entonces en los exclusivos jardines de las casas del patriciado montevideano. Al generar estos espacios, el batllismo los concibió también como instrumentos de nivelación social y de mejora de la calidad de vida de los trabajadores, es decir que respondieron a políticas educativas (el parque como lugar de educación, de ahí la importancia de la estatuaria) y de control social (del ocio de la clase trabajadora) al incentivar a través de ellos el deporte y el contacto con la naturaleza”. Uno de estos parques del “Novecientos”, fue el actual Parque Batlle y Ordoñez, más conocido como “Parque Batlle”. Ya aparece proyectado en 1891, en el “Plan de Ensanche y Embellecimiento de Montevideo” que la Junta Económico-Administrativa había encargado al paisajista francés Edouard André. En él se proyectaba para la ciudad muchas áreas verdes jerarquizadas al estilo parisino: plazuelas, plazas y parques, vinculadas entre sí por una red de bulevares y avenidas, explotando con sentido estético los accidentes naturales del terreno. La crisis económica que se desata en el país en la década de 1890 impidió la concreción del proyecto, pero fue sin duda la base de todo el diseño de plazas, jardines y parques realizados en Montevideo en las primeras décadas del siglo XX.

CREACIÓN Y CARACTERÍSTICAS DEL PARQUE

Al momento de su creación, el núcleo central del parque lo constituyeron los terrenos donados por Antonio Pereira (hijo del ex presidente Gabriel A. Pereira) a la Junta Económico Administrativa de Montevideo. Se trataba de unas 11 hectáreas a las que la Junta sumó otras 38, producto de expropiaciones de terrenos adyacentes. Unos años después se expropiaron algunas otras llegando en la actualidad a 60 hectáreas su superficie total. El primer nombre asignado al parque es aquel con el que figura en el plan de André de 1891: Parque Central, aunque al momento de su primer trazado se lo conocía con la denominación de Gran Parque Pereira. Luego de la Primera Guerra Mundial se cambia a Parque de los Aliados, para ser renombrado en 1930, en homenaje a José Batlle y Ordoñez fallecido en 1929, Parque Batlle y Ordoñez (actual denominación).

El parque fue creado por ley en 1907. En 1911 se le encarga al paisajista francés Charles Thays su trazado y ornamentación. En su diseño Thays se inspiró en los jardines ingleses del siglo XIX creando una caminería sinuosa y arbolada, con gran diversidad de especies que incluyen varias nativas. Contó con la colaboración del también paisajista francés, por ese entonces al frente de la Dirección de Paseos del Municipio de Montevideo, Charles Racine.

El ingreso al parque, que constituye un remate verde a la Avda. 18 de Julio, está enfatizado por el Obelisco a los Constituyentes de 1830. A partir de allí se abren tres vías separadas con áreas parquizadas, la central es la Avda. Luis Morquio, y las laterales son las calles Jorge Canning y Lord Ponsomby, que ofician de límites hacia las áreas urbanas con viviendas, la mayoría de ellas exentas. La Avda. Morquio desemboca en la Avda. Ricaldoni que es una vía de circunvalación que rodea todo el cuerpo del parque. En la confluencia de estas dos avenidas se encuentra la denominada “fuente luminosa”, una fuente de volumetría simple, sin componentes escultóricos, que enfatiza el protagonismo del agua y la luz que emergen desde su centro. Su emplazamiento corresponde a la década de 1930, en el marco de los muchos elementos de ornato que se agregaron a raíz de los festejos por el centenario de la primera constitución. Además de la avenida de circunvalación exterior referida, el parque consta de vías internas que definen distintos sectores dentro de él.



Ya en el proyecto de André, así como en el de Thays, se prevén áreas destinadas a actividades deportivas, criterio que es mantenido luego por la Dirección de Paseos Públicos. Y esta constituye una característica que distingue al Parque Batlle de los otros parques públicos creados por la misma época. En 1917 se construyó un estadio con una tribuna de madera, conocido como el estadio del Parque Pereira, con una capacidad para 15000 espectadores. Fue demolido en 1921 y en este predio el arquitecto Juan Antonio Scasso (funcionario de la Dirección de Parques y Jardines de la Intendencia de Montevideo) inicia la construcción de la Pista de Atletismo, que sobrevive hasta la actualidad. En 1929 el Arq. Scasso es designado proyectista y director de las obras del Estadio Centenario de Montevideo, ubicado también dentro del parque. Además del Centenario hoy hay dos estadios de fútbol más: el Estadio Parque Palermo y el Estadio Parque Luis Méndez Piana, así como varias canchas de baby fútbol y de fútbol 5. También encontramos en el Parque Batlle el Velódromo Municipal, el Club Uruguayo de Tiro y el Instituto Superior de Educación Física.

El Parque Batlle fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1975.


ESCULTURAS Y MONUMENTOS NOTABLES

El establecimiento de estatuas en parques, plazas, canteros de avenidas, y otros espacios públicos, constituyó una constante en la primera mitad del siglo XX. Además de su valor ornamental (embellecer la ciudad fue muy importante para las élites y para los gobiernos de la época), había una convicción en relación a su valor educacional. Con los monumentos se buscaba no sólo homenajear a los personajes a los que estaban dedicados, sino fijar en la memoria de la sociedad sus aportes.

Obelisco a los Constituyentes de 1830 

Esta obra forma parte de todos los monumentos y esculturas notables que se erigieron en diferentes puntos de Montevideo a lo lardo de la década de 1930 en conmemoración del Centenario de la Constitución de 1830. El Obelisco, obra del escultor uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín (1891-1975), homenajea a los constituyentes al tiempo que conmemora los 100 años de la primera Constitución. Emplazado en la confluencia del Bulevar Artigas con las Avenidas 18 de Julio y Dr. Luis Morquio, se constituye en la puerta de entrada monumental al Parque. Realizado por Zorrilla de San Martín entre 1934 y 1938 a partir de un encargo realizado por la banca privada del Uruguay para donarlo al Estado, fue inaugurado el 25 de agosto de 1938. Una imponente aguja de granito rosado de 40 metros lleva grabado el texto “A los Constituyentes de 1830”, y tiene, en su base, tres esculturas alegóricas de bronce de 5 metros que representan la fuerza, la libertad y la ley. En la base de las estatuas se ubican grifos que vierten agua en una fuente hexagonal, también de granito, que rodea al Obelisco. En el borde oeste de la fuente están grabados los nombres de las instituciones bancarias que realizan el homenaje a los Constituyentes. Sostiene Liliana Carmona: “José Luis Zorrilla de San Martín evidenció su atracción por las metáforas de la estatuaria griega, la monumentalidad y el cuidado en la relación de la obra con el espacio público. Las tres esculturas son expresivamente potentes, con sus cuerpos robustos y rostros decididos. La aguja presenta recursos expresivos del art decó, en el ordenamiento vertical y ascendente -como la arquitectura inspirada en los rascacielos estadounidenses-, en el juego geométrico del basamento y en el uso de inscripciones como tratamiento plástico” (Carmona, Liliana, Obelisco a los Constituyentes de 1830, en Acervo cultural y patrimonial Monumentos Montevideanos, revista Dossier https://revistadossier.com.uy/wp-content/uploads/stories/dossier11/dossier_11_acervo.pdf)


Creugante y Damoxeno

Creugante

 Damoxeno

Se trata de copias de mármol de las esculturas realizadas, también en mármol, por el escultor italiano neoclásico Antonio Canova (1757-1822) hacia 1800 y que hoy se encuentran en los Museos Vaticanos (Roma). Según el relato del historiador griego Pausanias, del siglo II d.C., Creugante y Damoxeno eran dos pugilistas griegos que se enfrentaron en los juegos que cada dos años se realizaban en la polis de Nemea. Al no haber un claro vencedor, y para no seguir alargando el enfrentamiento, los jueces resolvieron que se declararía ganador a aquel que lograse derribar a su oponente asestándole un solo golpe. El primero en lanzar su golpe fue Creugante quien no consiguió derribar a Damoxeno. Cuando fue el turno de éste simulando que iba a golpear su cabeza, según relata Pausanias, golpeó a Creugante con su mano extendida con tal fuerza en el costado que le extrajo las entrañas y le provocó una muerte inmediata. Los jueces consideraron desleal la actitud de Damoxeno y lo castigaron con el exilio, declararon vencedor a Creugante y erigieron una estatua en su honor. Canova representa a Creugante con las piernas separadas, bien plantado, esperando el golpe, con un brazo por encima de su cabeza en actitud defensiva y ambos puños cerrados. Damoxeno aparece con una expresión feroz, con una mano se protege el pecho mientras tiene la otra extendida como una espada a punto de asestar el golpe mortal. Ambas esculturas revelan un claro dominio de la anatomía, así como una gran tensión expresiva celebratoria sin duda de la fuerza. Ambas esculturas fueron erigidas en el Parque Batlle en 1925 (que también cuenta con una copia del Discóbolo de Mirón) en un momento en que, por la victoria de Uruguay en fútbol en los juegos olímpicos de 1924, las temáticas vinculadas a estos juegos despertaban interés en la población.


Vaso Borghese

El Vaso Borghese es un tipo de recipiente monumental en forma de crátera, esculpido en mármol, que se comenzó a realizar en Grecia para el mercado romano, que lo utilizaba en la decoración de sus jardines. Se denomina así ya que el que se considera un original, y que hoy se exhibe en el Museo del Louvre, fue adquirido por la familia Borghese. Este tipo de jarrón de mármol fue muy valorado durante los períodos barroco y neoclásico para decorar los jardines de los palacios y las casas importantes. A partir del siglo XIX fueron elaboradas muchas copias destinadas al alhajamiento urbano (parques, plazas, canteros de avenidas importantes…). En Montevideo, el paisajista francés Charles Racine que, como vimos, se desempeñaba en la Dirección de Parques y Jardines del Municipio de Montevideo, promovió su adquisición para el adorno del cantero central del Bulevar Artigas y para el Parque Batlle.


Monumento al Maestro

Al Maestro es un conjunto escultórico realizado por el escultor uruguayo Bernabé Michelena (1888-1963), en colaboración con el arquitecto José H. Domato, y que se inauguró, como un homenaje a los educadores uruguayos, el 18 de mayo de 1945. Realizado en granito rosado, presenta una figura femenina con los brazos abiertos en cruz. Retranqueados y a los costados de la escultura, se presentan cuatro paneles con bajorrelieves alegóricos que representan por su orden: la enseñanza, las artes, las ciencias y el trabajo. Se trata de una obra mayor dentro de la producida por Michelena y en la que, tanto la mujer de sereno rostro como los bajorrelieves alegóricos, remiten a la escultura monumental de carácter social que se desarrolló en estas décadas. Pero también hay rasgos característicos del art decó que tanto permearon los relieves escultóricos montevideanos entre las décadas de 1920 y 1940. Otro aspecto sobresaliente de este monumento es la de constituir un ejemplo destacado de integración de una obra en el paisaje, ubicada en una elevación del terreno posee una armonía volumétrica que dialoga positivamente con el entorno arbolado, sin romper con el verde del parque.


El Trabajo

Este grupo escultórico en mármol blanco es obra del artista uruguayo Ángel Ferrari Rocca (1886-1973) y fue inaugurado en 1930.


Víctima de la guerra civil

Esta obra fue realizada, alrededor de 1875, por un escultor español, Domingo Mora (1840-1911), quien vivió en Montevideo algunos años y se inspiró en la realidad local para nutrir su propuesta artística. La escultura es un vaciado en bronce a partir de un original modelado en yeso por Domingo Mora con una ampliación de José Belloni, y fue inaugurada en 1930.


La carreta

Este monumental conjunto escultórico fue realizado por el escultor uruguayo José Belloni (1882-1965) y recuerda al clásico medio de transporte y carga en nuestro territorio con anterioridad al ferrocarril y los automotores. Consta de una carreta con tres yuntas de bueyes tirando y dos bueyes detrás. A la derecha de la carreta se ubica un gaucho a caballo, picana en mano. En 1929 la realización de esta obra, cuyo boceto había ganado el premio del Ministerio de Instrucción Pública, le fue encargada por el Municipio de Montevideo, disponiéndose su fundición en un taller radicado en Florencia (1930), concurriendo el artista a supervisar el trabajo. La carreta se ha constituido en un referente del Parque Batlle y ocupó, en el clima del Centenario, un lugar muy importante en el imaginario del país y de las transformaciones que se habían ido procesando en las últimas tres décadas. Está hoy considerada no sólo una de las obras mayores de Belloni, sino una de las mayores en la escultura nacional. El momento de su inauguración, 14 de octubre de 1934, congregó gran cantidad de público muy identificado con el monumento, en el marco de todos los festejos e inauguraciones que se realizaron por el Centenario. Desde lo paisajístico, la obra se encuentra excepcionalmente ubicada. El emplazamiento fue pensado conjuntamente entre el escultor y el Arq. Scasso de la Dirección de Parques y Jardines del municipio, optando por un promontorio, que realzara al conjunto escultórico, y un espejo de agua que jugara con el reflejo.

 Sitios web sugeridos:

https://nomada.uy/guide/view/attractions/4617

https://turismoculturalenuruguay.blogspot.com/2010/08/el-parque-jose-batlle-y-ordonez-de_26.html

https://www.jardinenuruguay.com/PARQUE_BATLLE/parque_batlle.htm

https://milpalabras.com.uy/2019/10/18/la-carreta-monumento-historico-y-algunas-cosas-poco-conocidas/


sábado, 1 de julio de 2023

Wifredo Lam: lo real maravilloso en la pintura

Prof. Mónica Salandrú

Wifredo Lam es un artista cubano generador de una obra que contribuyó a definir, más que a la identidad cubana, a la identidad caribeña. Es el primer pintor que asume lo africano desde Latinoamérica, entendiendo por ello aquellos elementos culturales africanos que perviven en la cultura del Caribe.

Creador de una plástica singular, nace en 1902 en la localidad de Sagua la Grande al norte de la isla, en medio de un enclave azucarero. Es hijo de una familia de trabajadores compuesta de padre chino y madre mulata, descendiente directa esta última de esclavos africanos. Es el menor de ocho hijos y su infancia en Sagua la Grande está ligada al mundo de las creencias afrocubanas a través de su madrina que estaba muy vinculada a la santería. Hacia 1916 parte de la familia Lam se instala en La Habana y a partir de 1918 Wifredo va a comenzar a cursar estudios en la Academia San Alejandro. En 1923 expone en La Habana y en Sagua la Grande, y este mismo año el ayuntamiento de esta ciudad le concede una beca para estudiar en Madrid. Se abre así una estancia de casi 18 años en Europa, permaneciendo en España entre fines de 1923 y 1938. El director del Museo de La Habana escribe una carta de recomendación al connotado pintor academicista Fernando Álvarez de Sotomayor, a la sazón director del Museo del Prado y profesor en la Academia de San Fernando en Madrid. Esta recomendación va a permitir a Lam estudiar las pinturas de los maestros del Prado y asistir a clases en la Academia de Madrid. Paralelamente frecuenta las salas del Museo Arqueológico, donde conoce manifestaciones del arte prehistórico y del arte africano, y se comienza a interesar por el paisaje y los retratos, géneros que cultiva especialmente en una estancia que realiza en Cuenca entre 1925 y 1928. Ya en 1924 pierde la beca, que por cambios de gobierno en la isla no le es renovada, y sufre de gran estrechez económica para poder continuar con la pintura. Paulatinamente se va alejando del academicismo y va acercándose a una pintura renovadora en relación a la Academia. Conoce la obra de los simbolistas y de Cézanne. Conecta con la Escuela de Vallecas y su propuesta de revalorización del paisaje español de cara a la vanguardia surrealista, así como a los aportes fauvistas y cubistas. Asiste en 1929 a una exposición de obras de Picasso, entre otros, que lo impresiona fuertemente. En este año contrae matrimonio con Eva Píriz, con quien tuvo un hijo en 1930.

"Campesina castellana". 1927. Lápiz sobre papel, 60 x 50 cm. Colección particular.

Esta obra es un ejemplo del interés de Wifredo Lam por los campesinos y su situación de vida y trabajo, que le parecía comparable a la de los campesinos cubanos. En este retrato, que realiza en lápiz sobre papel (soporte que utilizará repetidamente a lo largo de su vida) apunta a plasmar precisamente ese universo vital que le es familiar y por el que desarrolla una importante empatía.

En estos años comienza a interesarse cada vez más por las problemáticas sociales y políticas de España, adhiriendo a la República, proclamada en 1931. Se inicia así un compromiso político con la izquierda, compromiso que mantendrá vivo a lo largo de su vida. El año 1931 fue para la vida personal del artista un año trágico, ya que en el correr del mismo fallecen, a causa de la tuberculosis, su esposa Eva y el pequeño hijo del matrimonio. Este triste acontecimiento se verá reflejado en la recurrencia que en la obra posterior del pintor tiene la temática de la maternidad.

"La ventana I". 1935. Óleo sobre lienzo, 98 x 76 cm. Pérez Art Museum, Miami.

Esta pintura delata el acercamiento de Lam a esa pintura de vanguardia que ha estado siguiendo en los últimos años. Es evidente sobre todo la influencia de Matisse, pero también de los fauvistas y de los otros movimientos modernos de principios del siglo XX. Simples líneas oscuras resaltan la silueta de la catedral y de los edificios urbanos del fondo. Las superficies planas, la simplificación de las formas y la perspectiva descentrada son elementos compositivos que provienen de esas influencias.

A partir de 1936 participa en la Guerra Civil Española a favor de la causa republicana. Trabaja en la realización de carteles y también en la fabricación de municiones, tarea que le provoca una intoxicación por la que es enviado, en marzo de 1937, a un hospital en Barcelona. Una vez recuperado sigue colaborando con el bando republicano frecuentando al mismo tiempo el medio artístico de Barcelona. Es así como se relaciona con Manuel Martínez Hugué, pintor y escultor amigo de Picasso quien redacta una carta de recomendación a los efectos que el malagueño reciba a Lam, y le insiste a éste para que abandone Barcelona. Lam viaja entonces a París, en abril de 1938 (ciudad en la que permanecerá hasta 1940), siendo recibido por Picasso quien se sintió muy entusiasmado por Lam, por sus posibilidades creativas y por la cultura de la que este era portador. Lam a su vez se fascina con la colección de arte africano de Picasso, así como con la ductilidad creativa del español. A través de Picasso conoce a Matisse, Léger, Braque, los Eluard, Tristan Tzara y otros. El malagueño le presenta también a Michel Leiris, destacado poeta surrealista y etnólogo que estaba como encargado del departamento de África negra en el Museo del Hombre, quien lo introduce en las colecciones de arte de África y Oceanía que impactarán fuertemente en Lam y le permitirán aflorar todo el mundo cultural africano que él ha absorbido en su infancia y juventud. Leiris le presenta a su vez a varios integrantes del grupo surrealista.

"Autorretrato II". c.1938. Gouache sobre papel sobre lienzo, 87 x 60 cm. Colección particular.

"Figura". 1939. Óleo sobre tabla, 107 x 63 cm. Colección particular.
"Madre e hijo". 1939. Gouache sobre papel, 104 x 74 cm. MoMA, Nueva York.

A partir de entonces, del contacto con Picasso, y con los contactos que éste le facilita, aumenta su interés por el arte africano y las máscaras primitivas. Este interés repercute en su obra, creando figuras estilizadas y totémicas, composiciones más esquemáticas y con rostros que parecen máscaras. Se suceden toda una serie de figuras frontales, hieráticas, despojadas y monumentales, así como maternidades trágicas, como la obra Madre e hijo del MoMa.

“Participé en la Guerra Civil. Esto me dio una posición crítica que no tenía antes. Cuando llegué a París, tras la caída de la República, me puse a pintar aquello que era más sentido por mí. Y de una manera automática, como dicen los surrealistas, me salió ese mundo. Es decir, que cargaba todo eso en el subconsciente, y al dejarme llevar por la pintura automática me brotó ese mundo tan extraño”.

El encuentro con los surrealistas, sobre todo a partir de finales de 1939 en que conoce a Breton y Peret, le abre un mundo nuevo a su creación. En 1940, con la invasión nazi a París, Lam se dirige a Marsella. Allí se reúne con el grupo surrealista liderado por Breton y participa de las prácticas colectivas y automáticas del grupo, como los cadáveres exquisitos, los dibujos colectivos, el diseño de cartas del juego de Marsella.  Sus dibujos ya comienzan a mostrar figuras híbridas en que se mezclan aspectos humanos, animales y vegetales. Este período de Marsella (1940-41) fue clave para la exploración de un estilo que se consolidará recién con su regreso a Cuba en el año 1941. Entre las obras de este período se encuentran las ilustraciones (con lápiz y pluma que anuncian las particularidades de su arte posterior) para el poema Fata Morgana de Breton.

En 1941 Lam zarpa rumbo a América con parte del grupo de los surrealistas. El destino era Martinica para desde allí llegar a Nueva York o México. Pero a la llegada a Martinica van a ser recluidos debiendo permanecer en esta isla por varias semanas. En este período se da el encuentro con el poeta Aimé Césaire, con el que ensayan formas de expresión y de representación, a partir del surrealismo, profundamente ancladas en el ámbito del Caribe, en las que afloran la cultura antillana popular y el animismo heredado de África. Lam es seducido por la vegetación y la naturaleza tropical que lo enlazan aún más con toda su herencia familiar afro cubana. Pero fundamentalmente, el contacto con Aimé Césaire lo lleva a poner el foco de su pensamiento más que en términos de relaciones de clase y de dominación (que él había ido madurando a través de su experiencia europea), en términos raciales. Césaire le transmite el concepto de “negritud” que él ha venido desarrollando desde su estadía en Francia, pero sobre todo a partir de su regreso a Martinica.  En mayo de 1941 abandona Martinica rumbo a Cuba (a la que llegará en agosto de ese año, previo a una estadía en Santo Domingo), ya que no consiguió visa para ingresar a Estados Unidos. La situación de Cuba le impresiona negativamente, no sólo por cuestiones económicas y políticas (corrupción, racismo, miseria) sino también desde el punto de vista del hacer artístico, al que percibe anclado en el academicismo y el folclorismo.

“Quería con todo mi corazón pintar el drama de mi país, pero expresando a fondo el espíritu negro, la belleza de la plástica de los negros. De este modo, podría actuar como un caballo de Troya que arrojara figuras alucinantes con el poder de sorprender, de perturbar los sueños de los explotadores”.

“Me propuse poner en mis cuadros los objetos negros en función de su paisaje y su mundo propios. Mi pintura es un acto de descolonización, no física pero sí mental”.

El tiempo transcurrido entre su llegada a París y su regreso a Cuba es un tiempo de profundos cambios en su poética. A la fascinación por lo africano y lo primitivo que se había ido procesando en París, al encuentro con el surrealismo que le muestra el camino para que afloren las raíces africanas que tiene en él, se suma el redescubrimiento del trópico como “su” lugar y un asumir la negritud de manera consciente para construir un universo artístico donde la base se integre con todos aquellos componentes de origen africano vivos en la cultura cubana y caribeña. En este proceso será importante su vinculación con Lydia Cabrera y su recopilación de tradiciones y rituales de santería, con Fernando Ortiz y sus estudios del fenómeno de la transculturación y con Alejo Carpentier y sus conocimientos sobre la música y ritmos afro-cubanos.

Las obras de 1942 y 1943 son las que revelan ya su expresión propia y definitiva. 

"Luz del bosque". 1942. Gouache sobre papel sobre lienzo, 192 x 124 cm. Centro Pompidou, París

Comienza a plasmar en sus creaciones la exuberante naturaleza antillana y desde este espacio busca modelar todo lo sobrenatural de la cosmovisión africana que vive en el presente e invade la vida cotidiana del cubano. Un espacio donde se funde el hombre con la vegetación y los animales. En Luz del bosque, una mujer, con la cabeza reducida a una luna creciente, presenta senos formando racimos de frutas, piernas que asemejan la caña de azúcar, hojas de tabaco que parecen brotar de su cuerpo… Nos remite a la plantación, ya sea de tabaco o de caña de azúcar, como recordatorio de la inserción del africano y su explotación, pero la vegetación frondosa donde se funden hombres, plantas y animales es el monte, a donde el esclavo huía, espacio sagrado poblado por los espíritus de los muertos y por las divinidades y donde se mantuvo viva una cosmovisión que Lam busca develar. Y en estas representaciones el uso de la máscara, a diferencia del uso formal que le dio Picasso y la Escuela de París, es la presencia natural de lo sagrado, de lo sobrenatural, sus personajes con máscaras son entidades mitológicas que funden lo mítico con el medio natural y cultural. Con ella se hace real lo maravilloso. Es la mitología viva del Caribe, donde todo está interconectado: dioses, hombres, animales, plantas, minerales.

"La jungla". 1943. Gouache sobre papel sobre lienzo, 240 x 230 cm. MoMA, Nueva York.

La Jungla es un dibujo monumental realizado sobre papel, con figuras de tamaño natural en un campo de caña de azúcar. Las figuras enmascaradas emergen y desaparecen en medio de un espeso follaje. Son formas totémicas, híbridas, a la vez voluptuosas y angulosas, que parece camuflarse en medio de una exuberante naturaleza. El personaje de la izquierda con una tijera abre la espesura para invitarnos a entrar. El de la derecha (la mujer-caballo que conecta con las divinidades) muestra las nalgas y vuelve la cabeza tal vez para advertirnos la peligrosidad.  Se trata de una escena fantástica, por momentos amenazante, que parece evocar el mundo de los surrealistas. Pero en realidad se trata del monte, de ese espacio del Caribe donde religión y mitología se funden con el hombre. Donde lo maravilloso se hace presente en la vida cotidiana. No es una descripción de una ceremonia de santería, ni una recreación, sino que es la plasmación en el papel de aquello que Alejo Carpentier denominó precisamente lo “real maravilloso”.

"La mañana verde". 1943. Óleo sobre papel sobre lienzo, 187 x 124 cm. MALBA, Buenos Aires.

En esta obra “parecería” que se está representando una práctica de santería en medio de una plantación de caña. Pero al igual que en La Jungla, Lam, que no es un antropólogo, no esta ilustrando ni narrando ninguna ceremonia religiosa, sino que está creando mundos a partir del elemento africano vivo que puebla la idiosincrasia cubana, donde naturaleza y cultura se funden. Se trata de un personaje femenino, alado, con cascos de caballo (la mujer-caballo que representa a la persona que es poseída por los orishás). De su cuello se proyectan otras cabezas, que representan a otros orishás, y a sus pies vemos, a modo de naturaleza muerta, una copa con ofrendas de maíz y frutas. Sostiene en su mano derecha, teñida de rojo, hojas de tabaco, que solían utilizarse en prácticas de santería pero que Lam introduce también, al igual que hace con la caña de azúcar, para aludir a las formas asumidas por la explotación de los esclavos en el Caribe.

Todo lo mágico, lo imponderable, lo misterioso de nuestro ambiente, aparece revelado en sus obras recientes con una fuerza impresionante. (...) Hay creación en función del ambiente. La realidad y el sueño se confunden. La poesía y la plástica se hacen una. Hay atmósfera de mitos y de color, plenamente original. Hay mundo propio. (Alejo Carpentier, en Gaceta del Caribe, julio de 1944)

 En los años siguientes a este “ciclo cubano” (1942-1948), Lam diversifica sus intereses hacia las filosofías orientales, el hermetismo o la alquimia. Se interesa por el arte de Nueva Guinea, de Oceanía, de Polinesia. Con un repertorio de aspectos formales tomados del modernismo (composición sintética, fragmentada en planos, múltiples perspectivas, estilizaciones geométricas, etc.), continuará indagando en torno a las formas totémicas de la imaginería de la santería africana. Sin embargo, también hay una persistencia de representaciones ligadas con la tradición de la pintura occidental, pero con agregados plásticos de su ya madura propuesta poética. Tal el caso de la Maternidad de 1952.

"Maternidad". 1952. Óleo sobre lienzo, 132 x 102 cm. Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.

En 1952 se instala en París, pero va a seguir estando siempre en contacto con Cuba. Participa de la política cultural de la Revolución Cubana realizando murales, organizando en 1967 una exposición de arte moderno en La Habana y participando centralmente en el Congreso Cultural realizado en 1968.

A partir de 1962 está radicado en Albisola, Italia, donde realizó una vasta obra en cerámica. Hasta su muerte, en 1982, viaja periódicamente entre Albisola y París.

Dejo a continuación enlaces a sitios web donde podrán acceder a otros materiales para ampliar información:

Sobre Wifredo Lam (biografía, obra, exposiciones, etc.):

https://www.wifredolam.net/index_es.html

Documental Wifredo Lam de Humberto Solás

https://www.youtube.com/watch?v=K3haX6m1k1s

Wifredo Lam. Escribe Gerardo Mosquera:

https://www.artnexus.com/es/revistas/article-magazine-artnexus/5eb330893eb647223ff32505/15/wifredo-lam

Lam: la pintura como descolonización:

https://elasombrario.publico.es/wifredo-lam-la-pintura-como-decolonizacion/

Sobre exposición de Wifredo Lam en el Centro Pompidou (2015-2016):

https://artishockrevista.com/2015/10/29/pompidou-dedica-gran-retrospectiva-wifredo-lam/

Sobre exposición de Lam en la Tate Modern:

https://www.telegraph.co.uk/art/what-to-see/wifredo-lam-the-unlikely-comeback-of-the-cuban-picasso/

Análisis de “La Jungla” de Wifredo Lam:

https://susetsanchez.wordpress.com/2013/07/11/wifredo-lam-y-la-jungla-regreso-de-un-hijo-prodigo-al-monte/

Interesante y reciente artículo cubano sobre exposición de obras de Lam en La Habana:

https://oncubanews.com/cultura/artes-visuales/wifredo-lam-un-antiguo-pintor-chino-que-dibujaba-dragones-dorados/

 

viernes, 14 de abril de 2023

El Parque Rodó: un espacio urbano característico del ideario del estado uruguayo del Novecientos al Centenario

                                                                                             Prof. Mónica Salandrú

En las tres primeras décadas del siglo XX, que coinciden con el período histórico correspondiente al “primer batllismo”, se consolida en Uruguay un imaginario social que actuó como base en la configuración de una identidad nacional. Desde el Estado se buscó afianzar procesos de integración de la población a través de un discurso optimista, con gran confianza en el futuro, que hablaba de Uruguay como un “país modelo”, caracterizado por el cosmopolitismo y la fusión de razas.

En la configuración de este imaginario social, el uso del espacio público y de la imaginería urbana fueron elementos claves para tal fin. Las élites dirigentes buscaron hacer de Montevideo una ciudad moderna y para ello tomaron al París de Haussmann como modelo. A esto se sumaría la importancia que se concedió a las ideas higienistas, y ambos aspectos permearon todas las realizaciones urbanas del período: en particular la generación de amplias avenidas y espacios verdes. Operó así una búsqueda de valores fundados en lo estético, pero también en la salud, ya que el miedo a la tuberculosis estaba instalado con mucha fuerza desde finales del siglo XIX. Se sucedieron así una serie de obras en espacios públicos para concretar áreas verdes y de esparcimiento: parques y ramblas persiguieron, además del ornato y la generación de “pulmones verdes”, un afán integrador, y por tanto democratizador, de la sociedad uruguaya. El parque pasó a constituir el “jardín de los pobres”: trabajadores urbanos, constituidos mayoritariamente por inmigrantes, hacinados en viviendas ya sea colectivas o unipersonales modestas, pasaron a disfrutar en su tiempo libre de espacios arbolados, con fuentes, estatuas y senderos que sólo estaban presentes hasta entonces en los exclusivos jardines de las casas del patriciado montevideano. Al generar estos espacios, el batllismo los concibió también como instrumentos de nivelación social y de mejora de la calidad de vida de los trabajadores, es decir que respondieron a políticas educativas (el parque como lugar de educación, de ahí la importancia de la estatuaria) y de control social (del ocio de la clase trabajadora) al incentivar a través de ellos el deporte y el contacto con la naturaleza. Para los trabajadores fueron lugares de paseo y socialización y para la burguesía lugares de exhibición de su poder económico y de socialización con sus iguales.

LA CREACIÓN DEL PARQUE

Transcribo a continuación unos párrafos extraídos del libro de Alicia Torres Corral “La mirada horizontal, el paisaje costero de Montevideo”, que sintetiza precisamente desde qué discursos se crea el Parque Rodó: “Las autoridades de la época trasladaron a los parques la responsabilidad de oficiar como pulmones de la ciudad. Pero además los consideraron un instrumento eficaz para civilizar a las clases populares. Se creía que el contacto con gentes de modales refinados, y con una naturaleza artificial construida por el hombre según normas estéticas consagradas, convertiría a los montevideanos en ciudadanos modernos. El énfasis moralizante y filantrópico de los discursos obedecía a que Montevideo no contaba aún con un parque público capaz de cumplir ese cometido pedagógico. En 1873 se había inaugurado El Prado, un parque público que al igual que los primeros parques públicos europeos, tuvo su origen en un jardín privado. Pero, al estar situado fuera de los límites de la ciudad en una zona de casas-quintas, resultaba de difícil acceso para las clases populares y sólo era utilizado por la burguesía. Por lo tanto, en 1896 el gobierno decretó la creación del Parque Urbano, actual Parque José Enrique Rodó. Además de haber sido el primer parque público construido dentro de los límites de la ciudad -de ahí el origen de su nombre-, el Parque Urbano fue el primer espacio verde público construido junto al mar. La plantación de sus primeros árboles alcanzó un nivel significativo sin precedentes al ser adoptada como actividad de cierre de la primera celebración del día del árbol realizada en nuestro país el 18 de setiembre de 1900. La “fiesta de los árboles” consistió en un desfile por la Avenida 18 de Julio que partió desde la Plaza Independencia -espacio institucional de la ciudad-, hasta llegar al Parque Urbano donde novecientos escolares plantaron cuatrocientos árboles. El acto alcanzó ribetes de conmemoración patriótica al encomendársele al “Poeta de la Patria” Juan Zorrilla de San Martín la creación del “Himno al árbol”. Además de los escolares y las maestras, varias delegaciones de colectividades extranjeras participaron en el desfile. Niños y numerosos inmigrantes a los que el Estado debía convertir en ciudadanos. A ellos dirigió su discurso el Ministro de Fomento en representación del gobierno. La naturaleza perfeccionada del parque público habría de cumplir un rol similar al de la escuela pública vareliana: conformar un ámbito de cultura, de integración y de igualación social.” (Torres Corral, Alicia. La mirada horizontal, el paisaje costero de Montevideo, Facultad de Arquitectura/Universidad de la República, Ediciones de la Banda Oriental. Montevideo, 2007, pp.90-91)

El Parque Rodó adquiere esta denominación a partir de 1917, como homenaje al insigne pensador y hombre de letras uruguayo José Enrique Rodó, fallecido en Italia el 1° de mayo de ese año. El nombre con el que fue inaugurado en 1901 fue el de Parque Urbano. En relación al Prado (primer parque público, privado a partir de 1873, y formando parte de la administración municipal a partir de 1889) ofrece dos claras ventajas: el paisaje costero y la cercanía con la ciudad. En sus orígenes complementó las instalaciones del Balneario Ramírez que funcionaba desde 1871. Se instala en terrenos pertenecientes al Banco Nacional y que al momento de su quiebra (1896) habían pasado a manos del Estado. Éste las transfiere a la órbita municipal en 1898 junto al establecimiento de fondos especiales para la conformación del Parque Urbano. Luego se fueron agregando otros predios a partir de varias expropiaciones realizadas hacia 1912. En la actualidad el parque ocupa un poco más de 42 hectáreas.

Entre 1900 y 1902 se realizan trabajos preliminares, como la plantación de árboles a la que hace referencia el texto de Corral transcripto más arriba. Esa actividad estuvo dirigida por el paisajista Charles Racine, quien procedió a realizar una selección de árboles y plantas entre los que se destaca la abundancia de flora nativa. Entre 1903 y 1904 se procede a la construcción del lago artificial (con una superficie superior a los 17.000 m2) con isletas, así como a la del denominado Castillo del Lago. El proyecto de estos trabajos correspondió al Ingeniero José María Montero Paullier, funcionario de la División Arquitectura de la Intendencia. El diseño, articulado alrededor del lago, respondió al paisajismo pintoresquista inglés (que había influido a su vez en el París de Haussmann) en el que la naturaleza se nos presenta domesticada a través de bosquecitos, roquedales, avenidas de palmeras, etc. En los años siguientes se agregaron otras construcciones como el templete, el pabellón de la música, el patio andaluz, paradores. En 1912 se contrató al paisajista francés Charle Thays quien presentó un proyecto de ampliación del parque hacia la zona de Punta Carretas que fue concretado muy parcialmente.


MONUMENTOS NOTABLES

El parque alberga el monumento a Florencio Sánchez. Realizado por el escultor uruguayo Luis Cantú (1883-1943) fue emplazado en las cercanías a la confluencia de Av. Sarmiento y Julio Herrera y Reissig en 1937. Cantú, artista nacido en San José y formado en Italia, realizó un busto en bronce de Sánchez sobre un pedestal de piedra con estanque. Placas de granito repasan los títulos de sus principales obras. Originalmente Cantú había planificado acompañar el busto del escritor con un cóndor que revelara su sentido americanista y oficiara de metáfora de las alturas a las que elevó al teatro rioplatense. Pero se decidió emplazar el cóndor en forma independiente, por lo que hoy lo encontramos en una isleta del lago artificial del Parque Instrucciones del año XIII ubicado entre las canteras del Parque Rodó y el Club de Golf.

Otros monumentos que podemos encontrar en el parque son los correspondientes a Guillermo Tell (ejecutado por José Belloni en bronce y granito fue donado por la colectividad suiza con motivo del centenario uruguayo y emplazado en 1931); al Dr. Emilio Roux (ejecutado por el escultor uruguayo Ramón Bauzá en bronce y mármol e inaugurado en 1930, evoca al científico francés, colaborador de Pasteur, cuyos trabajos contribuyeron al logro de la vacuna contra la difteria); a Albert Einstein (realizado por el escultor uruguayo Amadeo Rossi Magliano en bronce y granito, fue donado por la colectividad israelita y emplazado en 1935); a Samuel Blixen (del escultor Juan Carlos Oliva Navarro, nacido en Uruguay pero naturalizado argentino, en bronce y granito, fue un homenaje de colegas, alumnos, y amigos al destacado periodista y crítico teatral, correspondiendo su emplazamiento al año 1911).

Pero sin duda que el monumento más destacado es el realizado por José Belloni a José Enrique Rodó en granito gris y bronce, inaugurado en 1947. En él Belloni introduce un busto de Rodó en bronce, ubicado en un pedestal sostenido en un pilar del que emerge, por encima del busto, una figura masculina que representa a Ariel, símbolo del idealismo y la espiritualidad. Sobre un basamento de 9 metros de largo por 1 metro de alto, el pilar central, referido, delimita dos grupos escultóricos en bronce que representan las parábolas La despedida de Gorgias (a la izquierda) y Los seis peregrinos (a la derecha), y en la parte de atrás del pilar tres bajorrelieves representan tres escenas de la parábola Mirando jugar a un niño (todas ellas contenidas en la obra de Rodó “Motivos de Proteo”). Para un análisis detallado desde lo formal y lo simbólico de esta obra mayor de José Belloni, recomiendo la lectura del excelente trabajo de la Profesora Cecilia Arias “La imagen y las ideas de José Enrique Rodó en el espacio público montevideano. Análisis del monumento localizado en el Parque Rodó de Montevideo”, publicado en línea y cuyo enlace dejo al final de la presente entrada.


ESTATUARIA Y FUENTES

El establecimiento de estatuas en parques, plazas, canteros de avenidas, y otros espacios públicos, constituyó una constante en la primera mitad del siglo XX. Además de su valor ornamental (embellecer la ciudad, como vimos, fue muy importante para las élites y para los gobiernos de la época), había una convicción en relación a su valor educacional. Con los monumentos se buscaba no sólo homenajear a los personajes a los que estaban dedicados, sino fijar en la memoria de la sociedad sus aportes. Pero abundaron también una enorme cantidad de esculturas de personajes y/o temáticas mitológicas o históricas, que se adquirían por catálogo en centros europeos como París o Londres, y que estaban destinadas a la educación de la población, buscando familiarizar a ésta con los hitos de la cultura occidental. Como ejemplos de personajes mitológicos encontramos en el parque dos esculturas de hierro fundido, compradas ambas por catálogo a casas europeas. Una de Neptuno, emplazada en 1916 en el lago, en la que el dios, en actitud de reposo, se encuentra apoyado en un cántaro que vierte líquido mientras que a sus pies un amorcillo parece jugar alegremente. La otra corresponde a la diosa Venus, también con un amorcillo que juega a sus pies, fue ubicada hacia 1940 en un estanque de la plazoleta Florencio Sánchez, sobre la calle 21 de Setiembre. Una tercer escultura de temática mitológica, pero esta vez de mármol, corresponde a Narciso y fue realizada por el escultor uruguayo Federico Moller de Berg en 1934 a partir de un encargo de la comuna.

Otra tipología característica en el ornato de los parques públicos de esta etapa la constituyeron las fuentes. Y también con el formato de compra por catálogo encontramos El manantial o La source, realizada en 1862 por el escultor francés Louis Sauvageau (1822-1874) y adquirida a la fundición francesa Val d’Osne. Una joven con túnica drapeada, el pelo trenzado con hojas y un collar con motivos marinos, vierte el agua de un cántaro en un elegante giro corporal. En la base de la fuente hay figuras de Cupidos montados en delfines, que aparecen custodiando el escudo nacional (evidente agregado local). Todo el conjunto de bronce se colocaba en el centro de un estanque con piso de mosaico con motivos marinos y un borde en cemento con macetones clasicistas, como puede apreciarse en una fotografía de 1919. En la actualidad, y luego de sucesivas restauraciones, la fuente no luce esta estructura que fue sustituida por un discreto borde de ladrillos sobre muro de piedra, y no existiendo ya el piso de mosaico del estanque. (Confrontar Tomeo, Daniela, ¿Quiénes viven en los parques? Dioses, músicos, escritores y otras alegorías. En Almanaque del Banco de Seguros del Estado, Montevideo, 2012, pp. 130-138)


Una segunda fuente que queremos destacar es la Fuente de los Atletas, del escultor uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín. La obra, cuyo boceto en yeso es de 1923 (y se conserva en la actualidad en el Museo Nacional de Artes visuales de Montevideo), fue presentada en el Salón de Otoño de París en 1925 obteniendo Medalla de Plata. En 1930 la Intendencia de Montevideo la adquiere para emplazarla en el Parque Rodó, procediéndose entonces a su fundido en bronce. El conjunto escultórico presenta tres hombres jóvenes (atletas) de pie, entrelazados, sosteniendo una pesada copa de bordes ondulados desde la cual cae el agua. El grupo transmite fuerza y armonía. Tanto el pedestal como el estanque, en un contemporáneo “art decó” fueron diseñados por Zorrilla y se ejecutaron en granito rosado.



CONSTRUCCIONES EMBLEMÁTICAS

El parque fue agregando con el correr de los años una serie de construcciones que están hoy absolutamente integradas a este paseo que, a su vez, es uno de los más populares para los montevideanos.

Mencionemos en primer término el Pabellón de la Música, donado por la colectividad alemana en 1930, y que homenajea a Beethoven, Mozart, Brahms y Wagner. Inaugurado en 1931, está realizado en mármol y presenta, sobre cuatro pilares faceteados, una cubierta piramidal, todo en un sobrio art decó.

Otro de los rincones característicos de este parque también respondió a la donación de una colectividad de emigrantes, en este caso andaluces. Se trata del Patio Andaluz (o “Glorieta Ariel”), inaugurado en 1939 y que está hecho con azulejos pintados a mano procedentes de la fábrica de cerámicas Mensaque Rodríguez & Cía., una de las más antiguas de Sevilla. Participó en el diseño el arquitecto Miguel Ángel Canale por la División de Arquitectura de la Intendencia Municipal de Montevideo, arquitecto que también colaboró en el proyecto del Bar Morisco en la rambla del Buceo (hoy Museo Zoológico Dámaso A. Larrañaga).

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Dejo a continuación algunos enlaces a sitios con materiales interesantes con los que ampliar información:

En este sitio encontrarán información (tomada de la Guía urbanística de Montevideo) sobre el Parque Rodó:

https://nomada.uy/guide/view/attractions/4558

Palabras del Arq. William Rey Ashfield sobre el valor de los parques y los monumentos en el patrimonio nacional:

https://www.youtube.com/watch?v=8w-R0L25T7s

Valioso trabajo de la Prof. Cecilia Arias sobre el monumento a Rodó:

https://revistas.um.edu.uy/index.php/revistahumanidades/article/view/946/1156

En el siguiente link encontrarán una serie de comentarios sobre importantes esculturas y monumentos de Montevideo donde aparece información sobre la Fuente de los Atletas:

https://revistadossier.com.uy/wp-content/uploads/stories/dossier11/dossier_11_acervo.pdf

A continuación, una referencia a la Fuente Le Source:

https://darioabilleira.com/2012/11/26/fuente-le-source-en-el-parque-rodo-montevideo-uruguay/

El siguiente trabajo es del año 1948 pero en él se encuentra información sumaria sobre varias de las esculturas y monumentos del Parque Rodó:

https://anaforas.fic.edu.uy/jspui/bitstream/123456789/5747/1/Estatuaria.pdf