domingo, 25 de noviembre de 2012

Margaret Whyte: de pinceles y pinturas a telas, hilos y agujas

Margaret Whyte es una artista plástica uruguaya que vive en Montevideo y que desde los 70 hasta el presente ha recorrido un interesante camino de búsquedas y experimentaciones plásticas y estéticas.

En la primera mitad de la década de 1970 estudió en el Círculo de Bellas Artes con Clarel Neme, Amalia Nieto y Rimer Cardillo. También asistió a los talleres de Jorge Damiani y Hugo Longa. Desde 1975 participa en distintos cursos, seminarios y talleres, es invitada o seleccionada para participar en bienales y encuentros de arte a nivel nacional e internacional.
Expone en forma individual desde 1978, en Uruguay, Holanda, España, México y Argentina;  ha participado en numerosas exposiciones colectivas, salones nacionales, departamentales y municipales.
Obtuvo el premio adquisición del 39 Salón Nacional de Artes Plásticas y el Premio Ministerio de Turismo en la Bienal de Salto de 1996. Sus obras se encuentran en el Museo Nacional de Artes Visuales, UTE, Banco República, Museo de Arte Contemporáneo, Colección Engelman-Ost y en colecciones de Argentina, Escocia, México y Brasil.
En una primera etapa sus principales obras fueron básicamente pinturas y dibujos. Experimenta con la figuración y la abstracción, así como con diferentes materiales y colores. En los 80 abundan los dibujos en los que, en medio de grandes planos monocromáticos, intercala pequeñas figuras, composiciones en las que deja aflorar un intenso mundo interior, al tiempo que fueron un camino para expresar el clima opresivo vivido en la dictadura.
Paisaje con peras y manzanas. Técnica mixta sobre papel

Con el tiempo avanza trabajando con diferentes texturas, por medio del collage (incorporando el tul, por ejemplo), y con la posibilidad de generar, desde la bidimensionalidad de la pintura, la construcción de espacios tridimensionales mediante la combinación de diferentes paneles pintados (como fue el caso de la exposición “Cajas de Petri”).
Cajas de Petri. Vista General

Paralelamente transita los caminos de la instalación, como por ejemplo en la exposición denominada “Las cosas mismas”, presentada en el Espacio Rafael Barradas del Museo Blanes en 1995.
En esos años 90 produce series donde eclosiona el color, como en las pinturas presentadas en “Misterios y Ritos”, exposición realizada en el Museo del Gaucho y la Moneda en 1996; y también series donde el negro se torna un color sugerente y simbólico, como en la muestra “Cajas de Petri” realizada en la Sala Vaz Ferreira de la Biblioteca Nacional en 1999. Señala Margaret: “La omnipresencia del color negro, o de transparencias de negro sobre colores, formas o texturas, merece un aparte. Es el color de las tinieblas, de lo ignoto, de la muerte y el espanto, pero también es el color de lo exquisito, del refinamiento y de lo singular. La tierra, reino de los lugares secretos, tiene como símbolo el color negro. El negro de las grutas, de las minas y el fosilizado del árbol viejo o de algún animal remoto, es también el de la violencia que predomina e interactúa con la obra.” (Tomado de www.margaretwhyte.com)
A lo largo de la primera década del siglo XXI, Margaret Whyte presenta mayor cantidad de instalaciones donde los principales materiales son las telas, los hilos, las pieles, las fibras, conformando composiciones donde aparecen esculturas blandas, y que se complementan con otros materiales como acrílicos, aluminio, vidrios, etc.
Destacan la muestra “Pliegues”, realizada en el 2007 en la Sala Mayor del Subte Municipal. En el 2008 se presenta en el Centro Cultural España con una intervención, “Kanga”, en un espacio no convencional: el ascensor. En el año 2009 realiza en el Museo Nacional de Artes Visuales la instalación denominada “Belleza Compulsiva”.
En todas ellas los objetos construidos a partir de telas, hilos, fibras, pieles, nos hablan de la belleza, la muerte, las características del mundo femenino,  la degradación del medio ambiente, entre varios otros temas. Señala la artista: “a través del acto repetitivo de coser me conecto internamente en un ritual primitivo, develando lo oculto, haciéndolo visible y perceptible y generando situaciones que acentúan finalmente la unidad conceptual de la pieza.” (facmvd.blogspot.com). Alicia Haber, por su parte, afirma: “Margaret Whyte legitima el uso de las telas y de la ropa como medio expresivo válido, metaforiza diversos temas y tiene la habilidad de transmitir mensajes trascendiendo su uso de protección al cuerpo, desde la vida hasta la muerte. Plantea una estética de fragmentos, un rompecabezas creado por trozos, retazos, pedazos, ensamblajes y uniones de elementos dispares. Las uniones de telas son sorprendentes e impredecibles y dialoga con libertad y desde un punto de vista original y propio.” (Citado en www.margaretwhyte.com)
La instalación “Kanga” (CCE, 2008), cuyo nombre refiere a la vestimenta femenina de las congoleñas (especie de pareo), se realiza con telas provenientes del Congo, que según la artista la remitieron a la situación de este país: enfermedades, pobreza, guerra, hambre,  animales, belleza de sus mujeres, vegetación. Pero si bien admite que reflejar estos aspectos fue un disparador para el acto de creación, no le gusta explicarlos, cree que hacerlo es una forma de condicionar al espectador. Coincidiendo con la artista, creemos que la obra de arte, en su calidad de tal, debe ser un vehículo de comunicación entre el artista y el espectador, pero en contacto con éste adquiere vida propia, se independiza del artista y se enriquece desde las múltiples miradas e interpretaciones.

La trayectoria de Whyte está signada por la búsqueda, por la experimentación en lenguajes distintos y con técnicas diversas. Según sus propias palabras: es un desafío el soporte, y según los temas investiga las posibilidades que puede brindarle uno u otro. Ha transitado por temas sociales en general y por las temáticas vinculadas a la mujer en particular. La elección del tul, por ejemplo, tiene que ver con esa dualidad de ocultar y dejar entrever, según ella un elemento característico de la mujer. En realidad todo su trabajo con las telas y las formas blandas remiten una y otra vez a lo femenino, con una carga de evocaciones a lo cotidiano, a la sexualidad, y a la sensualidad. Ya desde una instalación realizada en el año 2001 en el Cabildo (“Hasta que duela”) aborda la artificialidad del concepto de belleza a través de una mirada a la cirugía estética, no reparadora, sino aquella que es producto de una sociedad que busca imponer un modelo de mujer que corre tras un ideal antinatural  y a la vez carente de todo sentido.
Este cuestionamiento a la belleza así entendida es retomado en Pliegues (2007), con una crítica a los parámetros con que la moda nos sojuzga. También aparece en el 2009 en “Belleza compulsiva”, al que se agrega la presencia de la piel como una denuncia a la depredación de especies a favor del lujo de una sociedad que no mide los costos de determinados “ideales estéticos”. La instalación realizada en el MNAV explora materiales, técnicas y uso del espacio, provocando en el espectador sensaciones y emociones en función de su movilidad en ese espacio trabajado a partir de distintos elementos que abren puertas a la apreciación de objetos cada uno de ellos portador de una belleza singular, finita y contextualizada. Según la artista: “trabajo con todo aquello que me conmueve, con la naturaleza de las cosas mismas, necesito encontrarlas, unirlas, compararlas y si es posible hacer que se reencuentren en otro espacio. Siempre busco ir más allá y no puedo soportar no avanzar hacia algún lugar que me deje en un nuevo punto, quizás por esto el trabajo con los jóvenes y el poder aprender de lo que están haciendo, hace que desafíe mis propios límites. En esta instalación el mundo de los afectos, los desencuentros y el desafío de ir más allá de la belleza como tal, es el impulso que repito en la búsqueda, es la intención de comunicarnos, es una barrera que deseo traspasar. Siempre estoy aprendiendo, trabajo mucho en la forma de cómo entender el discurso artístico con el que hago mi obra y aspiro a profundizar cada día más sobre el poder que tienen los materiales y la posibilidad de comprobar la diversidad de formas en las que puede transformarse un objeto artístico”. (Tomado del Catálogo de “Belleza Compulsiva” MNAV)

La instalación “Lo que queda”, realizada en el EAC (Espacio de Arte Contemporáneo) entre mayo y agosto del presente año, contó con la curaduría de Fernando López Lage, quien escribió: “El exceso de realidad de nuestra sociedad conduce hacia una falsa evolución, hacia la artificialidad, a la evolución de la tecnología y al ritual de desechar y reemplazar. El planeta de a poco se va transformando en un gran continente de basura y tecnología obsoleta. Whyte reflexiona sobre la capacidad creativa y a su vez destructiva del ser humano. Detrás de cada imagen, de cada material, hay algo que ha desparecido. Continúa cosiendo; esta vez materiales post industriales, residuos reciclados en cosas apocalípticas, metalizadas, donde la pintura trasgrede el género y se vuelve piedra, sin otra intención que ser un color apagado, muerto y tóxico, sosteniendo los materiales. El hecho de reasignarle un nuevo lugar, lo rescata y pone en evidencia la pregunta sobre los límites humanos para generar la destrucción de su entorno”. (Citado en www.margaretwhyte.com)


Por último, les dejo una presentación con imágenes de algunas de sus últimas instalaciones, donde el trabajo es en base a telas, hilos,  pieles y fibras.




Fuentes consultadas:
http://arte.elpais.com.uy/margaret-whyte-la-bisabuela-irreverente-y-subversiva-creadora-de-arte-joven  (artículo de Alicia Haber, especialmente recomendado para profundizar en la propuesta de Margaret Whyte)